Como una especie de coyote estaba en los callejones menos transitados o en los parques donde ya no jugaban niños. Aunque ahora se exhibe por toda la ciudad, el arte urbano ha coloreado Vigo desde hace años fuera de los márgenes. Ahora, en unas galerías del centro está una de sus consecuencias. Música chill de fondo. Unas gafas enormes con unos ojos azules detrás, que no miran a nada pero sí que ven.

Una vez se me apareció un ángel -silencio- en forma de centollo. Y a partir de ahí empecé a aprender, empecé a darme cuenta de que estaba diciéndome cosas. Y era algo difícil, y me pareció interesante.

Rúa Urzáiz, número 83. Es un espacio pequeño pero con grandes ideas. Un grupo de chicas llaman F**k this studio a uno de los motores del arte más underground de la ciudad, y allí expone MAZ. Una muestra de obras entre el muralismo y el cuadro, con bocetos escaneados de una libreta. Todo ello con un estilo animado y satírico en el que los animales sirven de reflejo de la sociedad del consumo.

Fotos:  F**k this studio

Maz. Aquí reúno un poco mis últimas líneas de trabajo. Me centro más en la representación de los animales, después de leer lo que eso conlleva y lo que ya se hizo de animalística, el tema este de miradas animales y cómo hacerlos un poco hablar.

Hablan, abrazan, amamantan e, incluso, son crucificados. 

Maz. Bueno, es algo complejo. Siempre tuve la duda ahí de si humanizarlos o no. Porque siempre está la parte empática al igual que hacen las fábulas. Es una forma de entender un universo mental que los humanos nunca vamos a entender. Entonces se hacen parches para intentar entrar ahí. Pero no es algo científico, pertenece al mundo de las ideas, lejos de la química de los científicos.

Y aprovechas esa tradición de humanización animal para lanzar un mensaje.

Maz. De hecho, de eso se trata, están sobreexplotadas las imágenes de animales en su hábitat natural para cosas vanas o incluso tan satíricas como este cerdo de una carnicería en la que venden cerdos que nunca estuvieron en el campo. Todo esto, cuál es la visión de los humanos sobre los animales, es un poco en lo que centré esta movida.

«La fuerza del arte es encontrar esa poética que puede haber en las cosas para contar lo mismo pero de otra forma»

Una gallina sagrada o un escaneado en el que aparece un perro seccionado según los cortes porcinos que ofrecen en cualquier carnicería cuelgan detrás de él. No se parece mucho al Don’t eat me, todo es más sutil, más abstracto, más instintivo.

Maz. Antes estaba en una dinámica mucho más propagandística, por decirlo de alguna forma. Y esos códigos no se ajustaban ya a mí. Muchas veces cuando queremos hablar sobre cosas tendemos a crear más barreras. Sobre todo en el arte político malo. Antes me tiraba mucho más ese rollo imperativo. Pero la propaganda, aunque hable de algo bueno, sigue siendo mala. Cuando mezclas arte y propaganda para convencer a alguien de una ideología sin hacerlo reflexionar por una vía diferente… Lo bueno del arte es llevar las cosas por una vía diferente, revolverlo todo. Si estás haciendo lo mismo que un panfleto, haz panfletos. ¿Qué sentido tiene hacer arte como propaganda?

Y entonces, ¿qué haces ahora?

Maz. Estoy en el proceso de entender un poco la poética de las imágenes. La fuerza del arte es encontrar esa poética que puede haber en las cosas para contar lo mismo pero de otra forma. No decirle nada a nadie, si no que esa persona vea la obra, reflexione, y que la idea salga de su cabeza.

Ese proceso afecta también a la técnica. ¿Cómo has trabajado en esta exposición?

Maz. No me interesó tanto tener una forma preestablecida como investigar en el terreno pictórico. Si le quito más colores qué pasa, si le meto más realismo qué pasa, si me inspiro en un cuadro conocido qué pasa, vamos a probar. Es una búsqueda procesual. No tenía un proyecto claro y fui trabajando para ver cómo me sentía más cómodo. No lo entendí como una propuesta compacta, es un proceso de varios años tratando el tema y viendo las diferentes opciones para llegar a él, pasándolo bien, con muchos errores. Muchos de los cuadros están pintados por detrás, con tres capas, lijados,… Es algo endémico en mí -se ríe vagamente-.

¿Y qué te ha inspirado durante esa búsqueda?

Maz. Gente que me gusta en general, influencias: Alan Moore, Naomi Klein, Melanie Joy, Harari, el documental de Océanos. Me acabo de acordar de ese, aunque no sé por qué, la verdad. No tengo muy buena memoria, pero eso es con lo que he estado enredado últimamente.

Eso en cuanto al contenido, pero ¿y pictóricamente?

Maz. Multiinspiración, tío. Lo que habla la gente en la calle, lo que leo en los libros, lo que veo en los documentales. Cuando veo los Caprichos de Goya, tío, qué hijoputa. Aquí mi colega también me inspira, hace abstracto y me flipa. Cómo puede comunicar un solo color, un chorrazo, y yo me mato con mogollón de detalles. Me flipa cómo la peña es capaz de sintetizar al máximo, cómo puedes reducir y comunicar al máximo.

A su lado, otras gafas enormes y otros ojos claros pero que miran fijamente. Vigo conoce a Erik Balbuena más como Rade. Entre lo callejero y la universidad, con un peto vaquero y un discurso cargado de referencias, acompaña a Maz, a veces con risas, a veces con correcciones.

Rade. Instagram también, tío.

Maz. Bueno, en verdad sí. Intento que no me inspire pero los memes me flipan. Me mola la memeología.

«Aquí no está comiendo nadie y estamos creciendo. Yo malvivo de lo que hago»

¿Y vosotros vivís de vuestro arte? ¿Se puede vivir de esto?

Maz. En Vigo hay mucho potencial. Decía Tote King: “Nada crece si no come” pero es mentira, aquí no está comiendo nadie y estamos creciendo. Yo malvivo de lo que hago, tengo que hacer otras cosas.

Rade. Cuántos hay que se han ido al diseño gráfico.

Maz. Eso lo sabe todo el mundo, no es ningún mito ni un cliché. Es una realidad. Buscas cien artistas en un perímetro y tres están pagando al día su alquiler. Por eso la situación es la que es y la peña se institucionaliza cerca de la universidad o los ayuntamientos. Hay montón de peña que es artista de premios. Yo lo he sido de vez en cuando, pero trato de seguir con mi paranoia, de momento porque puedo, porque no tengo muchas responsabilidades económicas. Sobre todo el puto coche, que espero que nos lo quiten ya. Aunque en verdad me da la vida.

Rade. Estás hablando del tiempo ya -se ríen-. La mayoría de artistas tienen que obtener ingresos de otra parte.

Entonces lo difícil es vivir de esto sin una entidad que te financie detrás, siendo independiente.

Maz. Ostras, chico, es que esa palabra… Tío, creo que la independencia no existe verdaderamente. Todos somos dependientes de todo, a nivel personal, nuestra mente depende de otras mentes. Todos estamos conectados y tienes que ver con qué conectas. Yo creo que para pegar un pelotazo, o haces cosas muy buenas (y en Vigo hay bastantes) o entiendes las fórmulas de la comunicación, el capitalismo y del sistema del arte: repetición, discurso unificado, uso de colores, no hablar de asuntos muy oscuros. Puede parecer que criticas, pero sin mojarse demasiado.

Rade. A nivel de grafiti, en Vigo hay una historia bastante grande. Se lleva haciendo años y hay pioneros de verdad, no como este. Nano, Liqen y Pelucas son los tres que han inspirado de verdad, a todo el mundo.

Maz. Sí, esos sí que han puesto a Vigo en el mapa.

Entiendo que si no vives enteramente de esto es porque no sigues las fórmulas del mercado.

Maz. Mira, por ejemplo, pinté una obra inspirada en la Maja desnuda. Lo pinté cerca de Chantada, donde hay más cerdos que población, y eso que nunca vi ninguno. Para que entiendas. Pinté esa movida en una casa abandonada y alguien la picó. Picó la pared, encontré los trozos de la cerda en el suelo. No lo borraron, lo arrancaron. A alguien le perturbó esa imagen. Son cosas que me van a quitar curros. Ahora tengo un boceto de un pavo y una cucaracha que va a ser una movida. Pero realmente, si estás seguro de lo que estás sacando…Bah, arriesgar tampoco. No sé, estoy ya divagando.

Rade. Arriesgar con qué -se ríe-.

Maz. Yo no corro ningún riesgo, somos el primer mundo tío. ¿Cuál es un poco el riesgo? Asumir vivir así, con este tipo de intervenciones, y esperar a que suene la flauta y caiga bien en algún sitio mi trabajo. Ese es el riesgo, pero es algo que disfrutas. Al final somos gente que no queremos estar sentados en oficinas, lo típico.

O sea que este tipo de arte es un riesgo pero también un privilegio.

Maz. Pero claro, tío. A mí me pagó la universidad el Estado, hacemos lo que queremos. Hay que entender nuestro privilegio: hombre, blanco y heterosexual. Eso no es una paranoia que se hayan inventado ahora, eso es así.

Si en realidad no es tan arriesgado, ¿por qué el anonimato de los artistas urbanos?

Maz. Es interesante hablar de anonimato hoy en día, cuando toda la gente estamos publicitándonos y generando un perfil digital para proyectarnos. Me parece más divertido, que no se sepa si hay una chica detrás o qué. Que miren más el trabajo.

«Lo que importa es que queden las ideas, los demás no importamos»

¿No te interesa que la gente te recuerde? Trascender.

Maz. El tema de la trascendencia es una cosa que… Evidentemente vivimos en un humanismo donde se le da mucha importancia a la gente que queda en la historia. Pero creo que ahora, en la era digital, como que no importa tanto las cosas individuales, importa cómo se generan las informaciones colectivas y cómo crecen a niveles sociales y de comunicación. La trascendencia del individuo es un engaño. No podemos evitar estar ahí, por haber nacido en este momento, es difícil quitarse de encima el querer ese reconocimiento. Pero me gusta pensar que vamos hacia eso. Es lo que me encanta de los memes, no tienen autoría, es información libre. Buena reflexión, ¿no?

Rade. Buena reflexión.

Maz. Lo de la trascendencia es un cuento, tío. Lo que importa es que queden las ideas, los demás no importamos.

¿Y qué idea hay detrás de tu personaje?

Maz. Me gusta explicar lo mínimo sobre las cosas. No porque no crea que no necesiten explicación, si no porque si yo le doy un sentido lo estoy cerrando. Porque lo que yo he creado te puede recordar a un lobo, un zorro, a tu época punky, al muñeco de Cobi del 92, y todas esas respuestas valen. Yo vengo del entorno urbano, y eso no es una galería que tiene un texto a la entrada con una explicación. Tú tienes que ver la imagen y sacar una idea de ahí, y lo que tú saques no va a ser lo mismo que lo que diga el artista. Por eso, si el artista lo explica está cerrando todas las posibilidades mentales que puede generar la imagen.

El artista no es lo importante pero su obra es efímera. Se deteriora con el entorno, o llega alguien después y pinta algo encima.

Maz. Es el arte urbano, tío. Lo único seguro es la impermanencia, que todo cambia. Aquí ahora me gustó esta idea, me rio, la disfruto, le doy vueltas… Y ya. Es así, todo se va. Panta rei, todo fluye.

Leave a Reply