Autores: Martín Barreiro Cruz / María Masaguer Otero
Promotor
Fase inicial: Martín Barreiro Cruz
Fase reivindicación: Asociación de vecinas de Tirán
Fase ejecución: Ayuntamientos de Moaña
Colaboradores: Diego Germade David Pereira Sergi Hernández Pierre Chauvency Xulio Zé Álvaro Germade Ana Rivas Marcos Rial Iria Malvido
Créditos fotográficos: Martín Barreiro Cruz

Os acercamos en esta ocasión una intervención que se asienta entre el urbanismo, el paisajismo, la conexión social y el espacio público, donde lo importante no es el final, si no el punto de partida que surge desde la propuesta como un nuevo camino hacia una manera de entender el espacio rural y las relaciones sociales que se realizan a través del territorio.

Partiendo desde una inquietud personal, Martín comienza un trayecto creativo que acabará convirtiéndose en una obra referencial de intervención urbana, premiada en la última edición del os XX Premios Coag en la categoría de Planeamiento Urbanístico.

Las calles azules (rururbanas) proponen un (nuevo) sistema general, para mejorar/actualizar/regenerar un hábitat muy singular y complejo: el continuo urbanizado de las Rías Baixas (1,2 M·hab), en el noroeste de la Península Ibérica. Las calles azules reivindican la necesidad de una red viaria básica, que dote de espacio público e itinerarios de movilidad activa a los extensos espacios rururbanos de la provincia, especialmente en los ámbitos más próximos a pueblos y ciudades. Esta enorme ciudad difusa constituye la mayor concentración de viviendas unifamiliares aisladas de España, más del 60% de la población reside en casas. No se trata de urbanizaciones (sprawl), sino de un crecimiento natural de los miles de diminutos núcleos rurales que tradicionalmente dieron forma a esta forma de ocupar el territorio, con profundas raíces históricas y culturales.

Es un paisaje invisible, necesitado de atención y que con frecuencia es calificado como feo; los prejuicios lastran su desarrollo y sin embargo estamos convencidos de la utilidad de la arquitectura, la participación y el diseño como herramientas para mejorar este hábitat humano, profundamente resiliente. Durante décadas el coche ha monotematizado las transformaciones del territorio, y ha generado también graves daños colaterales; ya nadie salía de casa caminando, ni siquiera para un trayecto de 500metros. Así, los cuidados se han vuelto mucho más demandantes, la autonomía de niños, personas mayores o con discapacidad ha desaparecido y las consecuencias son evidentes. Hemos diseñado una estrategia de escala territorial, y sobre todo hemos ejecutado un proyecto piloto; incluso hemos diseñado la guía de intervención para replicar y expandir esta nueva categoría infraestructural.

Las calles azules brindan espacio público peatonal delante de las casas, en el lugar donde se habita. Al mismo tiempo, funcionan también como infraestructura para la movilidad activa que conecta de forma segura, ágil, cómoda y eficaz con los centros urbanos más próximos. Actualmente los automóviles circulan, indiscriminadamente y sin restricciones por todos los viales de esta ciudad difusa. Las personas se recluyen en sus casas y se consideraba literalmente imposible revertir esta realidad. Gracias a las calles azules: se conquistan los servicios asociados al espacio público peatonal se restituye la autonomía (de cualquier persona) en los desplazamientos cotidianos de proximidad se mejorado la integración entre centros urbanos y ámbitos periurbanos se reduce la dependencia del coche y la necesidad de espacio para su estacionamiento y circulación en los centros urbanos aumenta la cohesión social y la identificación de la población con su entorno reducen la presión de coches sobre los centros urbanos.

El concepto ha nacido de una investigación de doctorado, y lo hemos llevado a la práctica conjugando esfuerzos, vocación y determinación creando un equipo de profesionales jóvenes y radicados. Hemos transitado de la investigación académica a la práctica, convirtiéndonos en activistas (urbanistas de oficio) y creando un taller de urbanismo para poder construir un proyecto piloto de calle azul rururbana, de 5km, que vertebra un extenso ámbito rururbano a la vez que lo conecta con dos poblaciones de 20 y 25.000 habitantes.

Los habitantes, que han visto aumentar la dimensión doméstica del entorno construido. El diseño y reordenación del tráfico han generado una calle que funciona como espacio intermedio de las viviendas (lugar de estancia, conversación, juego, tránsito peatonal, paseo de mascotas, conexión peatonal con equipamientos y servicios…). Para facilitar la conciliación, reduciendo las cargas de los cuidados: los niños vuelven a salir a jugar y a moverse sólos; los mayores pueden pasar tiempo fuera de casa. Muchos otros colectivos han ganado en autonomía (gracias al itinerario para invidentes, la accesibilidad motriz y también la adaptación del diseño a la diversidad cognitiva).

Lucas Gándara

Lucas Gándara

Arquitecto desde el año 2006, colabora en diferentes estudios gallegos durante unos años hasta que, en el año 2010, funda junto a Juan Pons, el estudio de arquitectura Gándara Pons. Centrados principalmente en el desarrollo de concursos públicos, han resultado ganadores de numerosos certámenes a nivel nacional y autonómico, desarrollando diferentes obras en el ámbito del urbanismo, la docencia, los equipamientos y demás cuestiones aparejadas a la disciplina. Su obra ha sido publicada en revistas y publicaciones varias, además de haber sido difundida en numerosos artículos de prensa, del mismo modo que han participado en varias exposiciones de arquitectura, tanto individuales como colectivas. Como estudio han realizado diferentes charlas y conferencias. Lucas es colaborador de Dot Galicia desde hace unos años, encargándose principalmente de dar la lata con tediosos y espesos artículos de arquitectura, de los cuales lo más interesante siempre son las fotografías.

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