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Entrevista al sociólogo Guillermo Fernández-Vázquez: “Los sectores progresistas y la izquierda en general tiene una actitud algo esquizofrénica respecto de la extrema derecha”

By 11 febrero, 2020 febrero 14th, 2020 No Comments

Por Joan Morera Arbones

 

El próximo viernes 14 de febrero a las 20:00 hrs. el investigador de la Universidad Complutense de Madrid, Guillermo Fernández-Vázquez, presentará junto con Ana Narváez su libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa en la librería Versus de Vigo. Para ir abriendo boca, le hemos realizado esta breve entrevista acerca de su interesantísimo libro y la situación política actual. Que tengáis un muy feliz día de los enamorados.

 

¿Qué te llevó a iniciar tus investigaciones sobre la extrema derecha europea, en concreto, el caso del Front National(FN)?, ¿qué tiene de particular este partido francés?

Siempre me ha interesado la política y había tenido la fortuna de hacer una estancia Erasmus en Toulouse unos años antes, así que ya conocía un poco la política francesa. Pero lo que me llevó a estudiar al Frente Nacional fue una razón casual y mismo tiempo poderosa: viviendo en París en el año 2013 vi un día en la televisión a Marine Le Pen y me impactó. No me pareció que estuviera dando un discurso prototípico de la extrema derecha, sino que estaba interpelando a gente como yo. Después vi que no hacía más que subir en los sondeos. Así que me propuse indagar qué estaba pasando ahí. Además estudiar al FN tiene una ventaja: al haber sido durante muchos años el modelo a seguir para el resto de la extrema derecha europea, profundizar en las estrategias y discursos de este partido era de algún modo anticiparse a lo que podía pasar en Italia (como efectivamente luego pasó) o en España (como estamos viendo actualmente).

 

¿Cómo fue tu experiencia siguiendo al FN por el país galo durante la campaña presidencial del 2017?

Fue un privilegio: pude seguir muy de cerca la campaña presidencial de 2017 que fue muy novedosa porque tuvo un acento populista muy marcado, no sólo en la parte que le toca al Frente Nacional, sino también en la izquierda de Jean-Luc Mélenchon, e incluso en la candidatura de Emmanuel Macron. Durante dos meses hice de corresponsal del diario CTXT, así que asistí a todo tipo de eventos organizados por la candidatura de Marine Le Pen y pude hablar no sólo con muchos simpatizantes y militantes del partido, sino también con dirigentes y cuadros intermedios. He de decir que quizás el hecho de que fuera extranjero y tuviera un cierto aire atípico hizo que me trataran por general muy bien.

 

En el libro eres crítico con las posiciones más identitarias y con la «supremacía moral» de la izquierda tradicional, ¿la extrema derecha está siendo más hábil a la hora de renovar sus discursos?

En general encuentro que los sectores progresistas y la izquierda en general tiene una actitud algo esquizofrénica respecto de la extrema derecha: por un lado nos reímos de lo que dicen (como si se tratara de mera chatarra intelectual) y por otro lado nos asustamos y echamos a temblar con lo que hacen (como si fueran auténticos genios del mal). Esta actitud esquizofrénica ha conducido o bien a la risa o bien al espanto, pero en muy pocas ocasiones a tomarse en serio intelectual y estratégicamente a la extrema derecha. Es lo que trato de hacer en el libro. Porque pienso que sólo entendiendo se puede actuar inteligentemente. Y respecto a la estrategia, sí, creo que al menos una parte de la extrema derecha está mostrando una gran habilidad a la hora de adaptar su discurso tradicional a las preocupaciones contemporáneas y, sobre todo, al modo como estas se expresan.

 

Por la fecha y el momento que aparece tu libro, parece que tiene algo de premonitorio. Aunque el libro no trata de forma particular el caso de VOX y su reciente éxito electoral, sí que haces mención a él en varias ocasiones y a la situación política española. ¿Cómo explicas la fuerte irrupción de esta formación?

Es curioso porque en 2018 incluso los líderes de la extrema derecha europea tenían poca confianza en Vox. Algunos, como la Liga de Matteo Salvini o el Vlaams Belang flamenco, lo despreciaban hasta públicamente. No tenían la mejor opinión de Vox y pensaban que España no era un país que estuviera preparado para la emergencia de un partido de derecha radical. De hecho, Vox, aunque fue fundado en diciembre de 2013 (¡tres semanas antes que Podemos), no ha logrado crecer y tener presencia pública hasta otoño de 2018; es decir, hasta el momento en que se conjugan dos fenómenos: por un lado la moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy que es visto como la gota que colma el vaso por parte de un sector de la derecha española, y, por otro lado, el otoño catalán de 2017. Un sector de la derecha sociológica española estaba verdaderamente indignado desde septiembre de 2017 (lo que explica en buena medida la aparición espontánea de banderas españolas en los balcones de todas las ciudades del país, a excepción de Catalunya, Galicia y el País Vasco), y a esa tremenda irritación, a esa sensación de que se habían traspasado todos los límites, se le añadió la moción de censura que fue vista casi como un “golpe de Estado” de la izquierda. Por eso Vox surge como un partido de la indignación nacional y de derecha.

Pero es muy significativo que Vox, a pesar de existir ya, no emergiera electoralmente en 2014 o en 2015, y haya tenido que ser después del agravamiento de la crisis territorial, cuando haya tomado fuerza. De algún modo el fenómeno social de Vox representa el procès al revés.

 

¿Cuál piensas que puede ser el futuro de Vox en España?

Es interesante porque a corto plazo a quien más amenaza Vox es al Partido Popular. Y no es casualidad: el objetivo de Vox y de una parte de la extrema derecha europea es acabar engullendo a la derecha conservadora clásica. Se trata de lo siguiente: por un lado Vox se fortalece en lo ideológico y en lo cultural, y dedica buena parte de sus energías a fijar posiciones dentro de la derecha “dura” o “desacomplejada”. Por otro lado no tiene reparos en confrontar dura y constantemente con la izquierda, en buscar continuamente el choque. De este modo, si la derecha convencional no le sigue en este camino, siempre puede acusarla de “cobarde”, de hacerle el juego a la izquierda y de haber perdido sus principios ideológicos. Y si, por el contrario, decide seguirle, entonces poco a poco la derecha clásica va perdiendo su perfil propio y va desdibujando sus contornos específicos. Partidos como Vox en España o AfD en Alemania aspiran a romper a la derecha de esta manera para después acabar engullendo a una parte. O sea, aspiran a que los PP de cada país terminen escindiéndose y que un sector minoritario acabe por recalar en partidos centristas mientras que el sector mayoritario (ahora debilitado) concluya por integrarse en partidos como Vox.

Esta es la estrategia. ¿Puede funcionar en España? Veremos, pero de momento está poniendo en un aprieto al Partido Popular. Hay demasiada poca paciencia como para aguantar el envite de Vox.

María Marco

María Marco

Crítica, investigadora y comisaria independiente de arte contemporáneo. Doctora sobresaliente cum laude en Bellas Artes con una tesis sobre el retorno a la textualidad en la práctica artística contemporánea. En junio de 2012 funda la revista www.pletora.es, un proyecto editorial en internet especializado en arte contemporáneo. Colabora desde 2014 en El Cultural del periódico El Mundo cubriendo el área de arte contemporáneo en Galicia además de escribir para diferentes plataformas editoriales.

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