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Cultura drag en Vigo: la construcción de un reino

By 22 julio, 2021 julio 29th, 2021 No Comments

«¿Quieres que te hable de lo que es el drag como proyecto artístico o como forma de vida? Porque eso solo lo puede responder quien lo hace». Con una respuesta que rehuía cualquier absoluto comienza esta inmersión en la cultura drag de Vigo. Artistas de los que se habla, y con los que no se ha hablado suficiente.

Aunque suene a cliché, boas, lentejuelas y pelucas son para muchas personas la esencia de este espectáculo. Tras unas escaleras, un espacio repleto de colores y telas son historia de la ciudad. Si esto fuera un show, focos, algo de bruma y un fondo musical permitirían ver a un joven alicantino que abandonó Elda porque su “coco no encajaba con aquel pueblo” y que descubriría su profesión en una noche madrileña viendo a Juanito el Golosina. Su nombre está, literalmente, unido a Vigo y ha sido todo un pionero aquí. Este taller es el hogar de Cristian de Samil. Él y su generación están en la mente de cualquier vigués o viguesa que oye hablar de este arte. 

Cristian en el taller de Sarao Producciones / AlfreTeja

Después de trabajar por toda España, Cristian firmó un contrato de exclusividad con el Hotel Samil. “Me dijeron que pidiera el dinero que quisiera, pedí una suma indecente y me plantaron un contrato en las narices”. Sin duda, es uno de los antecedentes de todo el movimiento drag en Galicia. Aunque él siempre se dice transformista. Así es como tradicionalmente se ha llamado a -generalmente- los artistas que se subían a un escenario e interpretaban a -generalmente- una mujer. Algunos espectáculos se basaban en la imitación de grandes artistas y folclóricas, y en otras ocasiones se presentaba un personaje propio. La clasificación es complicada porque si la población no se había interesado mucho más allá del escenario, menos lo hacía la academia. De ahí que no haya un consenso claro con términos como travesti. De hecho, una de las referencias de la cultura drag en Vigo a día de hoy es el grupo de teatro Marinita y sus maromas, que se definen como grupo travesti. Hay quienes entienden que una persona travesti no tiene por qué ofrecer un espectáculo, simplemente se trasviste. Aunque, como dice el propio fundador del grupo, Eduardo Domínguez: “Este término se relaciona también un poco con las mujeres trans que se prostituían”.

Edu Domínguez, Nico Elkser, Leonor Sangabriel y Roberto Casal / Miguel Vidal

Y es que el drag abarca múltiples disciplinas artísticas, como señala Roberto Casal, una de las maromas de Marinita: “No hay una cosa solo que sea drag, hay varios tipos de funciones que tienen en común la estética, nosotros hacemos teatro, hay quien lo usa como dinamización de eventos, hay quien se maquilla solo para redes sociales”. “Para mí, es una disciplina escénica que juega con los marcadores de género, y ya está”

El contraluz que ofrece una ventana al fondo dibuja su silueta. Detrás de unas gafas redondas, con una energía que contrasta con lo reflexivo de su discurso está Javier Sánchez. “Intento ser riguroso, no sé si considerarme académico porque no cobro de ninguna academia pero intento fundamentar cada cosa”. Con ese pensamiento científico, no se atreve a dar una definición de drag más allá de “una disciplina escénica que juega con los marcadores de género, y ya está”. Una síntesis de su esencia. Con esta definición, no distingue entre las distintas propuestas artísticas, no diferencia entre la estética ni la finalidad, ni tampoco hace referencia a los genitales que tiene la persona que lo ejecuta, ni el personaje que representa. Porque esta disciplina la llevan a cabo tanto hombres como mujeres, queens y kings.

Javier Sánchez es gestor cultural / AlfreTeja

Uno de los mayores exponentes del drag king en España está en Vigo. Nico Martínez descubrió su verdadera identidad de género a través del juego con el personaje, su historia de autodescubrimiento está ligada a la expresión de su arte. Durante mucho tiempo representó la masculinidad antes de su transición, e hizo de guía para muchas otras mujeres que se iniciaban en el drag king como Aymar Note

 

El medio es el mensaje

Cristian de Samil en uno de sus shows / Cedida

En el escenario, la misma persona que ha sido capaz de encarnar a mujeres que todo el mundo conoce, aparece desmaquillado y vestido de calle. Coge su mochila y desaparece entre el público mientras suena ese “oh” de sorpresa que ahora se ha perdido. “Cuando un transformista entraba en un local donde iban humoristas, cantantes, magos, no dejaba de ser un maricón que se vestía de mujer. Y al principio la gente iba a mofarse”, por eso para Cristian de Samil era tan importante dibujar una raya entre lo que las personas veían sobre el escenario y lo que era su vida fuera de él. “Yo no era un espectáculo por ser un mariquita, lo que yo hiciera fuera de escena era mi vida, la gente pagaba por una interpretación”.

Él siempre dice que hace lo que hace porque le apasiona, no pretende lanzar un mensaje ni generar un cambio. Es su trabajo. Sin embargo, es indudable que el drag genera emociones y sentimientos. “El drag es arte y es política” sentencia Antonio Domínguez de la asociación LGBTIQ+ PVLSE. “Lo que hace el drag con todo su brillo y sus gestos es visibilizar”, añade Fran del Monte, el expresidente de la asociación. A su alrededor, Ketty Pinn y Lola Menta concentran la mirada de todo el mundo que pasea hacia Príncipe. En el ya famoso Bingo Drag del Mono Vintage los dos miembros de PVLSE lo ven claro: “Cómo no va a ser reivindicativo que dos drags estén a plena luz del día en Príncipe o que Ge Drag Arias esté en el Arenal a las dos de la mañana, es una apropiación del espacio público tremenda”.

 

Cuando se fundó la asociación el 70% eran drags / AlfreTeja

Para entender lo que supone el drag es necesario revisitar su historia. La sociedad tiene pendiente desarrollar una genealogía queer, y personas como Daniela Ferrández se están encargando de ello. Hay pruebas de que a principios del siglo XX ya se ofrecía algún espectáculo de transformismo en Galicia, o imágenes posteriores de lo que parece ser un hombre vestido de mujer. Cristian recuerda ligeramente una parte oscura más reciente de lo que suponía hacer drag: “Al principio el transformismo tenía algo de clandestino, yo rocé la época de los pantalones debajo de la ropa. La censura nos obligaba a llevar pantalones de hombre debajo de los trajes de mujer porque estábamos sujetos a la Ley de peligrosidad social”. 

Él mismo vivió una de las redadas. Pero su ‘carnet de artista’ le permitió salir desmaquillado y vestido antes de llegar a comisaría, donde incluso se disculparon. Pero Fran y Antonio no recuerdan esos años igual, ellos recuerdan las fiestas a puerta cerrada que se hacían en el bar de la Mimí, donde si no te conocían no abrían la puerta por seguridad.

Javier Sánchez va más allá en cuanto al mensaje del drag: » Se está contraponiendo la ‘normalidad’ a lo reivindicativo, como si la normatividad no fuera reivindicar. Que un señor vaya al fútbol a gritar o una señora pija compre en El Corte Inglés es reivindicar su identidad. En todo momento, todas las expresiones humanas están manifestando su pertenencia o alineación”. Todo el mundo, en todo momento está manifestando algo, está lanzando un mensaje. Y el drag también. Todo esto lo dice desde el corazón de Vigo, en un lugar que se ha convertido en un hogar de acogida. Edu -Marinita Callejas- hizo de su casa un piso travesti donde toda su familia tiene siempre las puertas abiertas. También Javi, porque él es Meiga-i, a drag pandereteira: “El doble sentido siempre ha sido muy travesti, por eso mi nombre”.

Meiga-i pretende «aterrar» su mensaje desde el folclore / AlfreTeja

Por un lado Meiga-i hace referencia a ese misticismo gallego, con esa “i” final al estilo IPhone que le da un toque tecnológico, moderno, contemporáneo. Y la última sílaba ga-i, “una meiga que es gay, porque es un gay que es una meiga. Para que vean que esta persona se pasó dos tardes hasta dar con El Nombre”. Javi pasa de la seriedad a la risa “de mamarracha” sin ningún pudor.

El arte drag le dice algo a la sociedad, sea o no consciente el o la artista. Meiga-i reivindica lo cuir, con c e i. “Es responder a qué pasaría si no fuéramos una cultura minorizada. Lo cuir son las disidencias entendidas únicamente en nuestro territorio”. Pero es que Marinita y sus maromas también tiene su propio mensaje y su propia forma de trasladarlo. Como explica Leonor Sangabriel, integrante del grupo, huyen de lo normativo mediante tramas y enredos. “Una señora puede ser calva y un señor tener tetas”.

 

Prejuicios

Instintivamente, al ser humano le ha dado miedo la oscuridad porque no le permite ver qué hay. Lo oculto siempre ha sido algo negativo o peligroso. Tal vez por ello siempre se han generado tantos prejuicios en torno al drag o al transformismo. “Durante muchos años, nuestro refugio fue la noche, la clandestinidad”, suspira Fran del Monte. En el imaginario de una parte de la sociedad, el transformismo está íntimamente relacionado con la prostitución. Y en muchos casos era así, aunque él no lo vivió Cristian de Samil confiesa que a muchos compañeros se les hacía alternar después de las actuaciones. Y si eso pasaba en las esferas en las que se movía un artista de su talla, también pasaba en los lugares menos visibles. Pero es que eso podía suceder con cualquiera de las letras del colectivo, por ejemplo las personas trans. Muchas de las artistas transformistas eran mujeres, no se consideraban un actor que interpretaba a Marta Sánchez. “Si esa noche era Marta Sánchez, era una noche en la que no hacía la calle. Por eso nos lo pasábamos tan bien y lo celebrábamos así”, recuerda Antonio Domínguez. La memoria de una parte del colectivo se recoge en la exposición Vigo es nombre de mujer y busca dignificar a todas esas personas que fueron invisibilizadas.

Antonio y Fran hacen de «madres drag» y promocionan la cultura a través de su oficio / AlfreTeja

Iniciativas como esta son necesarias para erradicar pensamientos que hasta hace poco estaban instalados en la mayoría. “Cuando yo salí del armario con 15 años, en Teis yo no tenía ningún referente. Tengo la sensación de que, como al colectivo LGBT en general, el drag siempre se ha relacionado con algo malo. No sé si hace 15 años en Galicia estaba bien visto o no, pero yo recuerdo cuando era adolescente que se relacionaba con el pecado, la prostitución”, sentencia Leonor Sangabriel.

También existe una crítica hacia el drag queen porque se entiende como una ridiculización de la mujer. La exageración de los atributos asociados hegemónicamente a la feminidad resulta ofensivo para las mujeres, que se ven reducidas a su pelo, sus pechos y sus vestidos. Pero este argumento obvia la gran diversidad que existe dentro de esta propuesta artística. Puede haber prácticas misóginas -que las hay- pero eso no representa a la totalidad. “No hace falta una revisión en el drag, hace falta una revisión de la cosmovisión social completa en torno al sexismo y los roles de género”, argumenta Javier Sánchez. “Y en eso ayuda el drag, es una herramienta brutal para romper con todo esto”, concluye.

«El drag juega con los marcadores de género, punto”, decía Javier. Esta disciplina permitió a Nico llegar a ser Nico, demuestra que una señora como Marinita puede ser calva y fabulosa o que Leo Fever (el personaje de Leonor) puede ser una mujer ruda o un chulapo. “El drag tiene la potencialidad de crear y hacer realidad una fantasía”, reivindica Meiga-i. Una persona se pinta la cara de azul con manchas rosas y dice que es extraterrestre, ¿a qué género pertenece? Enérgico, como si se hartara de que no se entienda enfatiza: “El error está en tratar de explicarlo en un marco de binarismo, ahí es cuando nos volvemos locas. Es como si intentas meter un cuadrado en un círculo, la vas a cagar porque no encaja”. Constantemente el drag rompe con estereotipos.

 

Hoy

Es cierto que este arte está entrando en el mainstream con programas como Drag Race, pero es que ni siquiera ha servido para valorar el trabajo de tantas personas que hicieron de rompehielos. “Nosotras somos las reinas, ellas todavía son princesas hasta que nos retiremos”. Cristian de Samil se muestra un tanto enfadado, siente que era una oportunidad para reconocer una disciplina que ha sido maltratada y no se ha puesto en valor como merecía: “Los Javis no tienen ni puta idea de lo que es cogerte la polla, metértela para atrás y pegártela con un esparadrapo. Aunque los adoro, en ese programa tenían que estar quienes de verdad han vivido lo que es ser transformista”.

Cristian ha presentado durante años la Gala Drag de Redondela / AlfreTeja

De hecho, una de las principales críticas de los artistas profesionales hacia las drags más nuevas es la falta de formación. Cristian se formó en interpretación, la mayoría de las maromas poseen estudios de arte dramático, Ketty Pinn es bailarín profesional. “El mundo del espectáculo bebe del río de la interpretación. Y de ese canal nacen varios afluentes, como es el transformismo o el drag. Yo lucho por que partan todos los profesionales de ese cauce”, esta es una de las grandes luchas a día de hoy para Cristian.

Pero no es la única dificultad a la que se enfrentan los drags. Una mayor exposición, desgraciadamente, se ha traducido en un mayor hostigamiento. El Observatorio contra la LGTBIfobia Julio y Al Dani de PVLSE ha registrado en lo que va de año más de 30 denuncias -que no agresiones-. El brillo que caracteriza a estos artistas también los hace más perseguidos, así lo expone Antonio Domínguez: “A la gente así no le molesta tanto ver a un maricón como yo, le molesta ver a Marinita, Meiga-i o la Ketty, que reivindican su derecho a ser lo que les da la gana, sin ninguna norma. Y no pueden hacer nada para evitarlo. Eso sí que remueve esos prejuicios que llevamos dentro”.

Edu confiesa que la mayoría de su público suelen ser señoras mayores / Miguel Vidal

Para Javier Sánchez, estos discursos conservadores representan las tensiones de un mundo que está cambiando. La forma de entenderse que tiene el ser humano está transformándose, y por eso se produce una resistencia por parte de lo que hasta ahora era el modelo dominante. “Como maricas privilegiadas debemos pensar qué estamos haciendo con esta plataforma que ahora tenemos”, plantea.

Hay artistas drags comprometidos y comprometidas con su tiempo que se implican de distintas maneras. Muchas lo hacen socialmente y emplean sus conocimientos en maquillaje y peluquería para ayudar a pacientes oncológicos, por ejemplo. Otros ejercen como activistas, tal como explica Fran del Monte: “El drag también es plantar cara, no esconderse. Muchas veces, cuando nos hemos visto amenazados por grupos de extrema derecha, nuestra respuesta como colectivo ha sido manifestar todo lo que somos a través del drag, lo hemos llenado todo de drags. Tomad dos tazas, pero de purpurina. Aquí os esperamos sobre nuestros tacones”.

Ketty Pinn y Lola Menta dinamizan el Bingo Drag cada semana / AlfreTeja

Meiga-i es la muestra de lo que Javier Sánchez quiere hacer con su privilegio. “Yo hasta que no consiga mi propio programa no paro, porque creo que es nuestro derecho”. Que sea tan reflexivo es fruto de la marginación que ha vivido por las distintas intersecciones de su personalidad, pero esa experiencia le aporta una voz clara para reivindicar por toda una generación. Es valiente como para reclamar su espacio, pero también para señalar lo que él llama “éxodo marica” que han sufrido, entre tantos, Nico Martínez cuando tuvo que marcharse a Vigo para poder ser feliz.

El drag no va a volver a la clandestinidad, no dará un paso atrás. Es más, todos estos y estas artistas tienen claro que quieren más. “¿Hay público para este tipo de propuesta? Bueno, nosotros llenamos cada vez que actuamos”, Edu Domínguez lo aclara. Y Crsitian de Samil lo confirma: “Claro que hay gente deseando ver este tipo de espectáculos. Yo he estado en cartel 22 años todos los fines de semana, y hasta el último día, que vinieron 250 personas”. 

Para Javi, es necesario que en Vigo exista un espacio exclusivamente drag / AlfreTeja

Vigo -la sociedad en general- tiene una deuda con muchos y muchas artistas. Les debe un hogar. Aunque existen espacios tan interesantes en la red que trabajan desde Galicia como Apocalítica Drag Show, para Javier Sánchez no es suficiente: “Inventamos la iglesia para tener un sitio donde rezar unidos, inventamos el bar para tener un sitio donde bailar con los demás, inventamos la escuela para tener un sitio donde aprender juntos. El ser humano tiene un profundo sentimiento de comunidad, por eso es tan necesario tener un lugar para la fantasía”.

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