Sabemos que te encanta ir de festival y vibrar al son de la música, así que no dejaremos que nada estropee tus mejores momentos. Tienes derecho a divertirte y a sentirte segura en cualquier ambiente, a bailar y a expresarte sin ser molestada o agredida. ¡Desmelénate! Si te encuentras en una situación de vulnerabilidad o te sientes incómoda, no dudes en acercarte a la caseta morada que la campaña Agresión OFF, digo non á violencia sexual de la Xunta de Galicia sitúa en cada festival para dar soporte a las mujeres. No dejes que nada ni nadie te amargue la fiesta y recuerda que no estás sola ante ciertos comportamientos que no debes pasar por alto. Te recordamos algunos de ellos:

1

Amiga, estás estupenda con cualquier trapito que te pongas. Tu forma de vestir, de bailar y de comportarte NO justifican una agresión ni verbal ni física. No hagas la vista gorda y denuncia.

2

La noche, la fiesta, el alcohol y la juerga también son propiedad de las mujeres. Por eso mismo, tienes derecho a sentirte segura y respetada en todo momento. Las copas que te hayas tomado o que sean las tantas de la madrugada no son excusa para comentarios o acercamientos no consentidos. ¡Tolerancia cero!

3

¿Te suena eso de «Solo sí es sí»? Aplícate el cuento sin dudar. Si no has dicho que sí es que no, si te has quedado callada es que no, y, por supuesto, ¡si has dicho que no es que no! Así de simple. Tu consentimiento marca las relaciones que quieras establecer, no hay vuelta de hoja. Si alguien se pasa de la raya ¡párale los pies! Una relación sin consentimiento es una agresión.

4

¿Y qué pasa si has dicho que sí y luego quieres decir que no? ¡Sin problema! El consentimiento no es ilimitado. Puedes modificar o cancelar el pacto siempre que te sientas insegura, que hayas cambiado de parecer o, simplemente, si ya no te apetece. Cambiar de opinión es un derecho que debe ser respetado por los demás. No te culpes si primero querías una cosa y ahora quieres otra, exprésalo y no hagas nada en contra de tu voluntad.

5

La insistencia no es síntoma de interés. Si rechazas a otra persona y esta sigue insistiendo, ¡eso es acoso! Si cualquiera se pone pesado, ¡no tienes que soportarlo! Hermana, si necesitas ayuda, recuerda que estamos contigo.

6

Eres una mujer libre e independiente y tu opinión cuenta. ¡Habla! Comunica tus deseos a la otra persona y establece tus límites. Solo de esa forma podrás tener relaciones sanas que te hagan sentir bien. Expresa lo que quieres y lo que no quieres sin sentirte cohibida por la opinión de los demás.

7

¿Alguna vez has tenido miedo al volver de fiesta sola? Nosotras también. Desgraciadamente, nos queda mucho camino por recorrer para que puedas volver a casa sintiéndote segura, tranquila y libre; ya que eso es justo lo que debería ser. Potenciar una educación feminista desde la infancia y fomentar campañas contra las agresiones sexuales y la violencia de género son la clave para concienciar a una sociedad aún machista. Mientras tanto, si crees que estás siendo perseguida, te recomendamos que busques ayuda. Lleva tu móvil contigo para llamar a emergencias, pide colaboración si hay alguien más en la calle y sitúate en lugares iluminados donde puedas ser vista por otras personas. ¡Qué pena que tengamos que decirte todo esto en pleno 2019!

8

Si ves una agresión sexista y no haces nada por impedirla, tú también eres culpable. Suponemos que tienes dos ojos y dos oídos, también una boca y, seguramente, un teléfono con batería a mano. Si alguien a tu alrededor está siendo molestada o agredida y te das cuenta, debes tratar de ayudar o denunciarlo. ¡No seas cómplice! Y, si te sobrepasa la situación, recuerda que tienes a tu disposición el 112 para llamar en caso de emergencia, sabrán cómo actuar. Entre todas y todos podemos detener la violencia sexual.

9

La responsabilidad es de quien agrede. Si sufres alguna agresión… ¡no es tu culpa! Grábate a fuego estas palabras. Eres libre y nada de lo que hagas justifica un comportamiento violento.

10

Y nunca lo olvides… ¡NO es NO!

Estela Gómez

Estela Gómez

Mi nombre es Estela y nací en el 92 —como Cobi— al lado del mar. Abro textos en canal y leo hasta en la ducha. Soy aprendiz de todo y especialista en nada, tengo incontinencia verbal crónica, y, gracias a la mejor de las suertes, las palabras me dan de comer.

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