Ejercer el voto es un derecho al mismo tiempo que un deber constitucional. Como derecho, ensalza nuestra esfera individual, pudiendo optar entre ejercer dicho derecho o renunciar a él. Como deber, expresión de la dignidad de esa esfera individual que la Constitución nos reconoce. En conjunto, expresión del nivel de democracia real que existe en cada momento dentro de un Estado de Derecho, al reconocer la existencia de derechos individuales y la libertad de poder ejercerlos, o no, según el gusto de cada cual. Actualmente, arma arrojadiza entre las distintas estrategias políticas.

Como derecho, ensalza nuestra esfera individual, pudiendo optar entre ejercer dicho derecho o renunciar a él.

A pesar de que la oposición llevaba meses solicitando un adelanto de las elecciones, en el momento que fue acordado por el actual gobierno, aquellos no tardaron de etiquetarlo de trampa. La forma en que fue acordado ha sido plenamente válida y legítima, al acomodarse a las formas y plazos legalmente previstos.

Lo que no impide apreciar dicho adelanto como un movimiento táctico como primer peldaño de una estrategia política más amplia.

Como movimiento defensivo la oposición no tardó en agitar el avispero de los derechos fundamentales, predicando la privación del derecho de voto de miles de españoles por convocarse las elecciones en pleno estío. Sin quererlo hacían gala de unos de los males de nuestra idiosincrasia mediterránea que entiende como un derecho deber constitucional la paralización de todo Administración durante le verano. Queja que no tardó en alimentarse por los funcionarios al anticipar que tendrían que trabajar durante el mes de julio, advirtiendo que se perdía un dudoso derecho y deber a bajar el rendimiento durante el verano, aunque no se este disfrutando de las vacaciones legales.

Cuando vieron que la calle, siempre más actualizada que sus gobernantes, comenzó a hacer uso de nuevas herramientas por medio de la cuales ejercer el derecho a votar, llegando a un número histórico de solicitudes de votos por correo, no quedó más remedio que hacer uso de la tradición. Otro mal endémico de nuestra idiosincrasia por el que se entiende que lo que se aparte de los mohosos métodos tradicionales resulta sospechoso.

La táctica defensiva pasa por poner la tirita antes que la herida y poner en entredicho a la Administración y su capacidad de funcionamiento. De manera que, si el resultado no es el esperado, siempre se podrá discutir la validez de las elecciones. Lo que no han previsto las fuerzas de la oposición es que, si el resultado sí es el esperado, igual descrito tendrán que soportar, salvo que automáticamente pasen a reconocer el buen funcionamiento de las instituciones. Con este calor se hace necesario cambiar de camisa con frecuencia debido a la alta sudoración.

En cualquier caso, la política actual se parece más a una partida de ajedrez que a un conjunto de ideas o propuestas para regular la sociedad.

En cualquier caso, la política actual se parece más a una partida de ajedrez que a un conjunto de ideas o propuestas para regular la sociedad. Los programas electorales y los asesores jurídicos han perdido su terreno frente a estrategas y directores de marketing expertos en manipular el algoritmo que nos dice en que debemos creer.

Óscar Gutiérrez Costas

Óscar Gutiérrez Costas

Nacido en la costa y atrapado por el mar. El salitre de Vigo ha marcado su visión del mundo. Solo lee entre líneas y piensa y repiensa los asuntos en sus visitas al Pizza Club. Nunca rechaza un duelo dialéctico, siempre que sea en buena compañía

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