Beatos constitucionalistas escandalizados cada vez que escuchan hablar de presos políticos en España.
Tranquilicen sus almas. Es cierto, en España no se persiguen ideas. Solamente se persiguen expresiones. Sibilina diferencia.
Pablo Hasél entrará en prisión a finales de semana por unos hechos que difícilmente reúnen los requisitos mínimos para ser delictivos. Unos delitos que ya están demodé.
El sistema ha fallado.
Fiscales y jueces han rendido pleitesía a la Corona mancillando la literalidad de la Ley, para preservar el honor de quien tuvo que huir con el dinero debajo del brazo.
El honor es un capricho caro que solo los ricos pueden permitirse.
Para el pueblo, tan solo una mala digestión, provocada por vestigios del Régimen que escriben sentencias con la putrefacción de sus entrañas, la Audiencia Nacional. Tribunal de excepción que ha dejado de perseguir la externalización violenta de la ideología de ETA, para perseguir la rudeza de la lírica de la contracultura.
Corresponde a los jueces interpretar las leyes conforme los valores sociales actuales.
El sistema ha funcionado a la perfección.
Esos valores son los que molestan.
No se persiguen ideologías. Se persiguen a chavales que externalizan su ideología. Que, con la ventaja que les da la perspectiva de nacer lejos de las emociones derramadas por ETA, denuncian la gran estafa de la Transición. Denuncian la perpetuación de la desigualdad.
Estudia, esfuérzate y endéudate para acceder a una vida digna que nunca llegará. Cuando los desheredados tuvimos acceso a la Universidad, se inventaron los másters. Hoy, contratos en prácticas y becas de las instituciones europeas, disfraz de la precariedad laboral, nos recuerdan nuestro lugar en el barro. Nunca dejarán que nuestra voz salga de las trincheras.
Espero que el domingo tenga lugar un deshonroso despliegue policial para llevar a cabo la detención de Pablo Hasél, epílogo de la vergonzosa relación que España guarda con la libertad de expresión. Espero que los txakurras desplieguen toda su violencia en la detención y saquen los colores a un Gobierno pseudoprogresista que, facultado para conceder el indulto, se mantiene de perfil, por respeto a las decisiones judiciales, dicen.
Espero que la detención de un artista para su ingreso en prisión sea la imagen internacional de una nación que impide la libertad de expresar el hartazgo con el franquismo resilente y la monarquía figurante en una democracia con pies de barro, incapaz de encajar la crítica de sus instituciones.
Cuando el Aparato del Estado te encierra por expresar tus ideas solo nos queda recuperar a Kortatu, y desear ver las calles ardiendo otra vez.
El derecho de rebelión es el único derecho de los apátridas, quienes siempre pierden, incluso cuando ganan.