Te sueltan ahí en medio (sin ninguna idea de que hacer hacer) y te ves desamparado, en una especie de battle royale chungo pero con tabletas gráficas, lápices y macbooks. Así es salir de la cualquier carrera relacionada con el mundo creativo. Durante cuatro años (o dos si cursas ciclos) crees que el mundo es como la escuela, inocente de ti, para luego descubrir la verdadera jungla que se encuentra después de los estudios.

Si la escuela destacaba por su fauna, el mundo laboral más.

En este mundillo (mundazo también) que abarca desde el primo Pepe que hace logos por diez euros hasta los grandes estudios multimillonarios, tu, sin un duro y con un portátil te dedicas a observar durante un tiempo el panorama competitivo de uno a otro. Nadie te ha enseñado la verdad de como va a ser enfrentarte a la vida laboral como diseñador o ilustrador. Sí, es cierto, muchos profesores te han avisado de lo duro que es trabajar con clientes, de lo difícil que es ser freelance, pero destaca la falta de ejemplos específicos. Como ese cliente que pasa meses sin contestar, o aquel que llama 25 veces al día desde dos teléfonos diferentes para que le cojas en alguno.

Pero nadie se ha sentado contigo a decirte que día tras otro te vas a cuestionar si eres suficiente para trabajar en esto. Todos nos hemos visto rodeados por la cultura de la inmediatez, donde todo tiene que ser para ayer y no existe el tiempo a crecer. Y nos vemos atosigados por un nuevo trend de la productividad, lo vemos en los anuncios, en redes sociales, en youtube… El otro día comentaban en una maravillosa red social como las nuevas funciones de Figma para iPad (Figma Jam lo llamaron los muy majos) dejan que la app absorba tu tiempo libre, al fin y al cabo si puedes dar feedback desde la tablet, ¿por qué no hacerlo mientras desayunas?

Nuestro tiempo “libre” se ve cada vez más como una oportunidad para crecer como persona. Medita; lee libros (pero no novelas, libros que te sirvan para la vida); mira documentales; manten tu casa ordenada; come muy sano; como vas a llegar a nada si no haces *inserte aquí una lista de cosas imposibles de alcanzar en 24 horas*.

 

El ritmo frenético de vida, impulsado por lo que vemos en redes, nos hace preguntarnos día tras día si somos los suficientemente buenos, al fin y al cabo no has pasado entre 12 y 16 horas trabajando en proyectos para mejorar tu vida. Realmente, si nos paramos a explorar los perfiles que consumimos y con los que nos comparamos como profesionales y estudiantes, la mayoría son personas que llevan trabajando en diseño desde Guttenberg, o ilustradores que tienen piezas en Altamira, lo que nos hace vernos ante estándares que están años luz de lo que (por el momento) podemos conseguir. Ignoramos la trayectoria y los años de práctica por completo. Otro de los problemas de ser un creativo en continuo uso de redes, es que la cabeza no para de funcionar. Cuando veo algo que me gusta, automáticamente pienso en volver a abrir illustrator para probarlo, hacer algo con esta nueva técnica.

Nada de lo que te enseñaron importa en redes. Tienes que ser el mejor, el más rápido, el que más posts produce al día, además tienes que saber de diseño gráfico, programación, ux/ui, fotografía… Porque las ofertas quieren un diseñador para todo, y eso significa tener cuatro carreras y cinco másters, tres de ellos habilitantes. Si no es así, no sirves, porque necesitan a una persona para el departamento de marketing, y poco sabes que el departamento entero serías tu.

Tienes que ser el mejor, el más rápido, el que más posts produce al día…

 

El punto más difícil de distinguir entre lo que haces porque te gusta y lo que haces por trabajo. Cuando trabajas en lo que te gusta trazar una línea de separación es complicado. Pero he encontrado la solución, dedicarte como hobbie a algo completamente alejado de lo que te gusta. Por ejemplo, en mi caso, hacer ecuaciones de segundo grado. ¿Lo odio? Por supuesto, pero por lo menos no lo confundo con mi trabajo.

Pero como en el mundo creativo no todo es negativo, voy a destacar lo bueno de salir de la carrera. Te chocas contra el muro de realidad que es la vida, pero te encuentras con cientos de personas que se han chocado antes que tu, y algunas te ayudarán a orientarte de nuevo cuando te levantas, a sacudirte el ego de la carrera y a continuar con tu trayectoria. Porque con un portátil, perseverancia y medio millón puedes conseguirlo todo.

Mariana Aravena

Mariana Aravena

Nací en el 97, en el limbo de millennials y centennials, mi superporder por ello es tener un humor que, por momentos, solo yo entiendo. Como todos los niños, pasaba el día con un lápiz y papel en la mano, La única diferencia es que nunca lo solté, y con el hago muchas cosas como dibujar, diseñar o escribir. Trabajo en el mundo del diseño y la ilustración, la gran consecuencia es que siempre juzgo los libros por sus portadas.

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