“Perdónales Amancio, porque no saben lo que dicen”, así comenzaba uno de los muchos artículos que se han escrito con ocasión de las polémicas donaciones de su santidad Amancio. Elevando a los cielos la figura de un hombre hecho a sí mismo pero utilizando partes de otros por el camino.
El riesgo de idolatrar la figura de una persona hasta el nivel de un Dios, es que la Fe además de ciega es sorda y silencia todo aquello que haga temblar los pies de barro de su Señor.
Ya está todo dicho sobre el efecto de las donaciones en los impuestos del grupo empresarial de Inditex, del grupo de empresas personales y el IRPF de su fundador. Actividades todas ellas legítimas, vaya por adelantado, ya que es uno de los contraargumentos más empleado por los devotos.
Los grandes perdedores de todo esto han sido los ingenieros fiscales de una de las big four, contratadas por el buen Amancio para que diseñe su estructura financiera. Por eso, para que no queden en el olvido, es a ellos a quienes quiero dar las gracias por las donaciones para la lucha contra el cáncer.
Porque Amancio sabe mucho de batas de boatiné, pero de pagar impuestos, lo justo.
Gracias, y otra vez gracias, a esos recién licenciados por trabajar años cobrando una beca FEUGA, (600€/mes, por una carrera y un máster) hasta aprender como diseñar un sistema financiero que haga que el dueño de las rentas pague muchos menos millones en su declaración de IRPF, que por cierto todos los españoles tenemos la obligación de pagar, seamos o no millonarios. Gracias, y otra vez gracias, a esos becarios por acordarse de una Ley del mecenazgo que permite reducirse más todavía los impuestos por medio de donaciones.
Gracias por destinarlas a un fin tan noble como la lucha contra el cáncer. Financiar la tauromaquia, por ejemplo, hubiera tenido el mismo efecto fiscal, pero sospecho que no hubiera tenido la misma acogida pública.
Pero este no es el verdadero problema de las donaciones. Claro que son bienvenidas, y más a los ojos de quienes padecen esa enfermedad.
El verdadero problema es saber porque fueron tan bien recibidas esas donaciones. Sencillamente, porque la Seguridad Social necesita más medios, técnicos y humanos, para dar una respuesta rápida y acertada a las enfermedades de los ciudadanos.
La Seguridad Social depende del Estado, y éste solo puede facilitarle esos medios si tiene dinero para ello. ¿Y cómo consigue dinero el Estado? A través de los impuestos que pagan sus ciudadanos, de manera que cuantos menos paguen éstos, menos dinero tendrá aquel para financiar la salud. Por eso, sin la trama de ingeniería fiscal, los impuestos que pagarían todos las Amancios y futbolistas de este país serían mayores, y ya no serían necesarias donaciones para corregir las carencias que tiene la sanidad pública.
Pedir este ejercicio de reflexión quizá sea demasiado para un pueblo que pedía autógrafos a las puertas del juzgado a un futbolista multimillonario imputado por no pagar sus impuestos.
Amancio ya es un Santo, pero además puede empezar a ser un buen español si vuelve a fabricar su producto en España, aumentando los sueldos de sus empleados, pagando un precio justo a sus proveedores, mejorando así la economía de nuestro entorno, reduciendo la tasa de desempleo y dándonos a todos la oportunidad de ser un poco más santos financiando la sanidad pública pagando nuestros impuestos, como Dios manda.
Recuerden que en menos de un mes termina el plazo para presentar sus declaraciones de la Renta, vayan realizando sus donaciones, que la sanidad pública sigue necesitando medios.