Se habla mucho estos días, al hilo de la última salida de tiesto de Vox, de los españoles de bien y, por extensión, de los españoles de mal. Que los hay, y en abundancia, de ambos tipos. Por ello, hoy quisiera hablarles de una persona de bien: mi amiga Leti, aunque para hacerlo tenga que sacar a colación un partido político cuyos integrantes harían buena a la mismísima Angela Channing.
Conocí a Leti en 2010, cuando yo era una recién llegada al (oh, cruel) mundo laboral y ella —unos años, muy bien llevados, mayor que yo— llevaba un rato en el asunto. Coincidimos en plantas diferentes de la misma empresa (un lugar de muchas horas y sueldo modesto de cuyo nombre no quiero acordarme), hasta que un par de movimientos en la plantilla la hicieron aterrizar en mi departamento, al que llegó con aires nuevos y un buen humor inquebrantable que habría de acompañarla siempre.
Nuestra amistad se forjó allí, sentadas la una frente a la otra, a base de compartir muchas horas, muchos Excel y muchísimos chistes malos (míos, principalmente). Siempre —y esto aún se lo digo hoy en día— la recordaré como un punto de inflexión en aquel departamento en general y en mis ganas de continuar allí en particular.
De aquellos días surgió una relación que aún hoy conservamos con encuentros más o menos frecuentes, siempre cerveza en mano, rodeadas de gente muy moderna (con tatuajes y camisas de estampados imposibles) y muy querida. Esto sigue siendo así pese a que han pasado nueve años y hoy nos separan casi 600 kilómetros de distancia.
Últimamente, Leti y su familia no están pasando por su mejor momento. La mala suerte parece haberse cebado con ella, que afronta el dolor y la pérdida con el mismo optimismo y buen talante que cuando se sentó, aquel invierno de 2010, en la mesa que había frente a la mía. Pese a todo, cuando nos escribimos, siempre tiene una buena palabra, una sonrisa y un gesto del coraje que tanto la caracteriza. Es por eso hoy escribo sobre ella; porque es, como decía al comienzo de este texto, una persona de bien, pero, sobre todo, porque es una buena persona.
Imagen: Fotograma de la película Frances Ha (2012).