Nueva sede Norvento, 2011-2016, Lugo
Francisco Mangado
En ocasiones realizar el proyecto del centro de trabajo de una empresa como Norvento puede resultar una oportunidad para intervenir en el ambiente y el comportamiento de los trabajadores y usuarios de las instalaciones, de manera que se permite la modificación de ciertos convencionalismos y comportamiento viciados por la costumbre y el método de trabajo establecido.
Con tal intención Francisco Mangado, distinguido profesional del gremio, realiza la intervención en las oficinas centrales de la empresa en la sede de Lugo, generando una edificación abierta a la naturaleza y el ambiente circundante, de manera que las sensaciones a la hora de encontrarse con el centro de trabajo sean las que tendría cualquier vecino de la localidad en la que se ubica residiendo en su propia vivienda; se trata de entender el centro de trabajo como un hogar, el hogar de los trabajadores.
El conjunto de volúmenes se edifica en forma de cuerpos alargados con cubiertas a dos aguas, recordando las construcciones más tradicionales del lugar, a la vez que, mediante la materialidad utilizada, resitúa la obra dentro de la contemporaneidad.
Los diferentes volúmenes colonizan el espacio circundante, generando espacios relacionales entre los diferentes cuerpos y las diferentes estancias interiores y su relación con el exterior. Se trata de generar una “granja de trabajo” o más bien un lugar que sea como “trabajar en una granja, trabajar en el campo”.
En palabras del propio autor:
“Trabajar como si estuvieras en una vivienda. Mires donde mires verás vegetación y árboles que se acercan y te rodean. En una cabaña donde te retiras. En un lugar tranquilo a escala humana.
Trabajar como si tu espacio fuera independiente, en ningún caso como si estuvieras en un gran edificio de oficinas impersonal, donde eres solo uno más, sin capacidad de personalizar tu espacio, tus relaciones con lo demás.
Trabajar como si fueras autónomo pero conocedor a la vez de que formas parte de una empresa y una responsabilidad colectiva llamada Norvento.
Diseñar una imagen claramente reconocible con la que identificarse, distinta de la que es habitual en los edificios de oficinas.
Buscar una arquitectura sencilla, tan sencilla y lógica que resulta sutil y emocionante. No se trata de gritar más, de utilizar materiales sofisticados, de crear arquitecturas complejas. Se trata de convencer, de sugerir, de hacer una arquitectura silenciosa pero muy, muy atractiva. ¿Llamar la atención? Sí, pero por la elegancia y discreción. La arquitectura se demuestra así como el exponente físico de una actitud de empresa.
Se necesita un proyecto que responda claramente a la claridad del programa propuesto. Donde cada departamento se identifique inmediata e independiente siendo sin embargo fácil la posibilidad de relación entre ellos”.