Centro de Día para Mayores, Leiro, Ourense, 2013-2016
Arquitectos: Estefanía Vázquez Müller, Roi Feijoo Rey y José Jaime Vázquez Iglesias
Premio Gran de Area 2017
Finalista Premios Lledó Arquitectura 2018
Finalista Premios de Arquitectura e Rehabilitación de Galicia 2018
Entre otras muchas obras aparecidas por el rural gallego, empezamos a acostumbrarnos a la aparición de pequeñas joyas insertadas en el territorio. En esta ocasión hemos escogido un centro de día cuya resolución, en completo diálogo tanto con el lugar como con la tradición del mismo, se nos antoja lo suficientemente interesante como ejemplo entre tradición y modernidad realizada por gente joven y de aquí.
Hemos contactado con los arquitectos para que nos explicasen en sus propias palabras las vicisitudes que se han encontrado a la hora de realizar el proyecto y los problemas y resoluciones adoptadas durante las obras de construcción.
“La parcela en la que se construye el centro de día, muy próxima y ligeramente elevada sobre el curso del río Avia, tiene un fuerte desnivel natural transformado mediante un sistema de terrazas escalonadas, llamadas socalcos, formados por muretes de mampuestos de granito, un sistema tradicional muy habitual en esta región de viñas que permite disponer de terreno cultivable en parcelas en las que la pendiente impide su explotación.
Estas terrazas tradicionales, ascendentes hacía el Norte, y las vistas sobre el río al Sur, nos sugieren encajar el edificio como una terraza más para posteriormente reconstruir los socalcos existentes con piedras propias encontradas en la parcela y procedentes de construcciones en ruinas del entorno.
El acceso al centro de día se realiza a través de una amplia plataforma exterior ajardinada, accesible desde la acera de la vía peatonal y desde el aparcamiento de vehículos adaptados.
Es en este jardín donde se podrán desarrollar las actividades al aire libre del centro cuando el tiempo lo permita.
La sala polivalente y los espacios de relación exteriores, que están completamente volcados hacía el río, disfrutan de las vistas y de la orientación sur sureste, mientras que las actividades que requieren más privacidad como el comedor, la consulta médica y la sala de rehabilitación, se desplazan a la parte posterior y se iluminan y ventilan a través de un patio ajardinado.
En la zona central, articulando todas las actividades del centro, se sitúan los servicios comunes, guardarropa, aseos, cocina y almacenes.
Todas las salas de actividades se abren y extienden al exterior gracias a un cerramiento casi completamente de vidrio, protegido por el vuelo de la cubierta y unas contraventanas móviles de listones de madera de iroko que permiten controlar la radiación solar, la iluminación natural y la exposición pública de la sala polivalente.
La configuración interior y formal del edificio, su relación con el lugar y la implantación en la parcela, el empleo de materiales constructivos naturales – granito, madera, acero – y la pátina del tiempo sobre ellos, la cubierta ajardinada formando un socalco más, los sistemas pasivos de climatización todo responde a la intención de integrar lo construido en el paisaje, ser funcional y eficiente energéticamente, y ofrecer espacios interiores y exteriores confortables, graduando la privacidad y la luz natural, para que los futuros usuarios del centro se apropien de él con naturalidad y comience su historia”.
Debido al paso del tiempo entre la realización del proyecto y la construcción del mismo, se establece un periodo de reflexión previa a la construcción que ha permitido reconsiderar y repensar aquellos aspectos más característicos del conjunto de manera que, una vez metidos en faena, quedasen los detalles resueltos de la manera más adecuada a las intenciones de los autores y estableciesen el buscado diálogo entre tradición y modernidad requerido.