El humo de los botes disparados por las fuerzas policiales del Estado oculta la verdadera perspectiva de lo que esta ocurriendo.
Que Pablo Hásel tenga otras condenas por agredir a un periodista o amenazar a un testigo -ninguna de ellas todavía firmes en este momento, por cierto-, no puede ocultar la urticante verdad: Pablo Hásel ha sido detenido para ingresar en prisión por la letra de sus canciones.
Leo a periodistas y tertulianos, profesión de moda, que intencionadamente hacen una ensalada de delitos para justificar el ingreso en prisión, sin tener que referirse directamente a la única sentencia que se está ejecutando.
Incluso existiendo otras condenas justas y ajustadas a Derecho, no harían desaparecer la injusticia de la condena por enaltecimiento al terrorismo e injurias a la Corona.
Condena que ni es justa, ni hace justicia.
Por muy desagradable que resulté una opinión no pude llevarte a la cárcel por ello. Tampoco debería conllevar otro tipo de sanción, que acabará siendo económica, como propone el Gobierno actual.
Lo que hará que los desheredados guarden silencio ante las injusticias. Una multa sin pagar cierra la puerta a ayudas sociales y becas de estudios.
Hacer justicia es, en esencia, aplicar la ley.
Pero la ley no es más que un conjunto gramatical que debe ser interpretado por los jueces. Y estos, deben interpretarla de acuerdo a los valores sociales del momento. Pero sobre todo de acuerdo a los Tratados Internacionales y al Derecho de la Unión Europea.
Las leyes europeas y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos han dejado claro que los delitos de enaltecimiento del terrorismo solo se cometen cuando se “genere con ello un riesgo de que se puedan cometer uno o varios de dichos delitos [de terrorismo]”.
Hacer referencia en Twits o canciones a grupos terroristas ya desaparecidos, difícilmente puede generar un riesgo real de que vuelan a reaparecer esos grupos. El único riesgo real es que a los protectores de los G.A.L. se les indigeste el desayuno.
Sobre las injurias a la Corona, de nuevo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ya condenó al reino de España por haber encarcelado a dos chavales que quemaron fotografías del monarca. Nada más que decir, Señoría.
En nuestro Código Penal las injurias están despenalizadas desde el año 2015. Eso es todo, Señoría.
Y esa es la verdad que el humo de las barricadas impide ver. Ese humo que entra en los ojos de los manifestantes y hace correr lágrimas por sus mejillas, sin poder distinguir las que son por la irritación de sus córneas de la que son por la frustración de ver como se perpetúan los fallos del sistema judicial.
Siempre y cuando no hayas perdido uno de los ojos por el disparo de una pelota de foam de las fuerzas policiales. Otra herramienta proscrita por el Derecho Europeo que nuestras fuerzas de represión democráticas siguen empleando.
Agradecidos estemos. Mejor que silencie la disidencia con pelotas de goma que no con postas de caza, como ocurrió en Linares esta semana.
Errores policiales que, gracias al corporativismo existente entre policía, fiscalía y (algunos) jueces, nunca serán sancionados.
Es cierto, la violencia nunca es el camino. Es la llave de la puerta a ese camino.
*nota a la fiscalía: el autor es el único responsable de esta opinión. La revista Dot no ha tenido nada que ver.