Un día te despiertas y lo ves, ahí, en frente tuya, 06:40, ese 06:40 que tantísimo odias, que te atormenta por las mañanas y hace que abandones la cama para levantarte otro día más a ser persona. ¿Quién habrá diseñado este 06:40 y porqué me hace esto?
Cuando alguien me pregunta que es el diseño, inmediatamente me dirijo a algún objeto, lo más cercano posible y digo: esto es diseño, y en realidad, todo es diseño. Diseño va más allá de resolver un problema, es brindar una experiencia, forma parte de nuestro día a día y de nuestra vida. Y con el día a día, los objetos, y las experiencias, también vienen las letras. Ahora mismo estáis viviendo una experiencia gracias a esta tipografía, y viviríais una completamente diferente si este texto estuviese en jokerman.
Vivimos con la tipo, es la representación gráfica de nuestro lenguaje, y si es tan importante y fundamental, ¿por qué pasamos por alto la importancia de su diseño? La tipografía es una herramienta que cada día miles de nosotros usamos para comunicar, y el nombre de sus diseñadores no son sonados como lo puede ser el nombre de un diseñador de moda. La tipografía es un superhéroe con muchos superpoderes, desde hacer sentir el tono del texto hasta hacerlo accesible o inaccesible.
Por ejemplo, la tipografía Dyslexie, fue creada por un diseñador holandés, quien optimizó las curvas y las astas con el fin de facilitar la lectura y optimizar la velocidad de esta, dando así a las personas que viven con este transtorno la posibilidad de leer de forma más accesible. En cuando a accesibilidad, tenemos la tipografía de Kosuke Takahashi, ideada para que tanto personas ciegas o con visión reducida y personas videntes puedan leer. La tipografía extrae del alfabeto en braile la forma de los caracteres, haciendolo así legible para la mayoría de personas.
Hay tipos que cambiaron la forma de ver el mundo, y que crearon ramas del diseño completamente nuevas, que revolucionaron la forma de componer y escribir.
Y como la tipografía otras formas de diseño cambiaron la forma de vivir, cada vez más rápida y masiva. Gracias a Margaret Calvert y Jon Kinneir existe la señalización de autopistas, un proyecto ambicioso llevado a cabo por el gobierno de Gran Breteña y que ha servido de base para crear la señalización occidental actual. Casos como el de Harry Beck, ingeniero de metro de Londres, también supusieron un gran cambio en el sistema actual, su trabajo simplificando y optimizando el mapa del metro de su ciudad sería imitado alrededor de todo el mundo. Un caso gallego sería la señalización del camino de Santiago, la icónica flecha amarilla fue diseñada por el sacerdote Elías Valiña, que señaló desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela, marcando de esta forma todo el camino Francés.
Tampoco vemos aquel diseño que nos ayuda a entender la historia, a navegar por un museo y a explorar nuevas ideas. El diseño tiene un papel fundamental dentro de estas instituciones, y podemos ver su utilidad gracias a casos como la renovación museológica y museográfica de la Casa Museo de Rosalía, la cual concluyó Pepe Barro en 2017 y gracias a la cual podemos aprender más fácilmente sobre la vida de la autora, disfrutar de un recorrido estructurado y también de una estética unificada.
Estos nombres son sonados pero miles de diseñadores anónimos también contribuyeron a la solución de infinidad de problemas y a la creación de experiencias alrededor del mundo. En definitiva, el diseño es mucho más que lo que popularmente conocemos como diseño, diseño es todo, y está, literalmente, hasta en la sopa.